El ogro asustado, de Pancho Aquino

El sábado a la medianoche era el día y la noche elegidos por todos los chicos del pueblo para ir a la casa del temido ogro y llenarla de sapos, ya que todos saben que los ogros les tienen mucho miedo a esos batracios.

A medida que se iban enterando, los chicos salían a buscar sapos; por primera vez verían asustado al malvado ogro.

Llegó el día previsto y, a las doce de la noche, una caravana de niños marchó por el bosque hacia la cabaña del ogro. Cada uno llevaba una vela encendida y una bolsa con todos los sapos que había podido juntar. Caminaban en silencio, bajo la luna llena, aguantando sus risitas nerviosas.

Mariano se había atrasado porque no pudo atrapar ningún sapo, así que se quedó en la plaza, esperando el regreso de sus amigos. Se sentó en un banco, cerca de un viejo farol, que apenas iluminaba y fue enorme su sorpresa cuando se dio cuenta de que a su lado estaba sentado nada menos que el maléfico ogro. Quiso hablar y no pudo; sus piernitas comenzaron a temblar y abundantes lágrimas empaparon su carita. Entonces sintió una mano cariñosa que lo acariciaba.


—No tengas miedo, no te voy a hacer nada —dijo el ogro despacito.

—Pero si vos sos muy malo —balbuceó el niño—. ¿Y por qué no estás en tu casa?

—Yo no soy malo —dijo el ogro suspirando—. Y no estoy en mi casa porque le tengo mucho miedo a los sapos y me enteré de que los chicos iban a llenar mi jardín de esos feos y pegajosos animales.

—¿Y quién te contó? —quiso saber Mariano.

—Una adivina lo vio en su bola de cristal y se lo contó al hombre lobo; él se lo comunicó a un duende, quien se lo susurró a un fantasma que se lo dijo a un hada y ella me lo comunicó a mí.

—¡Estás mintiendo! Ninguno de ellos son amigos entre sí, hay algunos que son muy malvados y no te lo dirían.

—No, estás equivocado, nosotros no somos malos, son los escritores de cuentos infantiles los que nos hacen mala fama. Te lo juro por mi honor, no le hacemos mal a nadie. Dentro de un rato, cuando los chicos hayan vuelto a sus casas, nos vamos a reunir en el bosque para divertirnos, si venís conmigo los vas a ver sonreír a todos.

—¿A todos los malos juntos? —preguntó Mariano sorprendido.

—No somos malos, sacate esa idea de la cabeza. Y decime, ¿qué llevás en esa bolsita? ¡Espero que no sean sapos!

—No, no conseguí ninguno, es un escuerzo.

—¡Ah, bueno! A ellos no les tengo miedo. Mientras esperamos a mis amigos lo podés soltar y jugamos con él un rato, pero después dejalo ir, no creo que le guste estar embolsado.

Entonces el bueno del ogro sentó a mariano sobre sus rodillas, mientras que con la punta de una ramita le hacía cosquillas al escuerzo en su húmeda panza verde y, en el medio de la plaza, bajo la luna brillante, resonaron las carcajadas de los tres.



© Pancho Aquino



FIN


Visto en: PARA VOS Y PARA MÍ... Cuentos de ogros y hadas, Edit. EDIBA (CUENTOS N° 1 - MARZO 2015)


Colaboración de:
Luciana Iriarte

Taller de computación

Comentarios

  1. Hoy al cuento lo escuchamos en clase
    ESTA SUPER!

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  2. 1. ¿Cuándo y donde trascurre este relato?
    2. ¿Quiénes son los personajes del cuento?
    3. ¿Crees que esta historia pudo haber ocurrido en la vida real? ¿Por qué?
    4. Buscar vocabulario desconocido de la lectura.

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  3. necesito esas res`puestas

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